Hace cinco años cuando se inauguraba el año escolar en la escuela Nº1 de Beslán, en la región rusa de Osetia del Norte, un comando terrorista checheno secuestró a más de 1.000 personas. Lo que debía ser un acto feliz acabó siendo una gran tragedia. Un total de 334 rehenes murieron el 3 de septiembre de 2004, de ellos 186 eran niños. En su recuerdo, centenares de personas han participado en el homenaje a las víctimas de la masacre. Los asistentes han encendido velas en las ruinas del gimnasio escolar, frente a las fotografías de las víctimas. Las lágrimas eran inevitables. Ha pasado un lustro, pero las pérdidas se sienten como si hubiese sucedido ayer.
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