El corazón egipcio: metáfora y eternidad

  • hace 7 años
Madrid, 10 feb (efesalud.com). El doctor Carlos Macaya Miguel, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), inicia una serie de capítulos videoblogueros donde nos contará los hechos más relevantes de la Historia de la Cardiología a través de las diferentes culturas y civilizaciones de la Humanidad y sus protagonistas.

En este primer capítulo nos traslada al paleolítico superior y de manera muy especial a las riberas del Nilo en el antiguo Egipto, tierra de dioses y faraones.

"El hombre primitivo tenía una cierta noción de la importancia que tenía el corazón como órgano vital. De hecho, nuestros primeros conocimientos datan de la prehistoria, hace ya veinte mil años más o menos, en el paleolítico superior. Hemos encontrado aquí, en España, en la cueva de El Pindal, en Cantabria, pinturas rupestres donde se dibujaba el corazón en mamuts y bisontes como signo del sitio del cuerpo del animal más vulnerable.

Pero es en lo que se ha llamado la cuna de las civilizaciones, las antiguas sumerias y babilónicas, en la antigua Mesopotamia, y en la ribera del rio Nilo, en Egipto, escrito en los papiros, donde tenemos ya un legado del corazón como centro de entendimiento, del valor y del amor, siendo identificado como el símbolo de las más nobles cualidades humanas.

Es en Egipto donde comienza el concepto dual del corazón, concepto que se mantiene en la actualidad: ese corazón metafórico que refleja puros sentimientos o ese otro corazón físico, real, el motor del cuerpo.

Para los egipcios, que ya conocían las características anatómicas del corazón, dado que extraían las vísceras en el proceso de momificación, el corazón era el órgano central del ser humano de donde partían vasos huecos que tenían como función conducir alimentos, el aire y el agua hasta el estómago.

La desembocadura se establecía a través de un orificio que llamaron 'cardias', como lo seguimos llamando en la actualidad, y es la zona de unión entre el esófago y estómago, también conocido con el hiato, que se altera con mucha frecuencia; la bien conocida hernia de hiato.

Tal era la importancia que le daban al corazón que fue la única víscera que dejaban en el cuerpo durante el proceso de momificación, ya que era necesaria para la vida del más allá.

Además, en el corazón se localizaban el pensamiento o los sentimientos; era la conciencia, donde se guardaban los todos los hechos buenos y malos de una persona a lo largo de su vida terrenal.

En diversos papiros se han encontrado de forma repetida jeroglíficos que representan el juicio de las personas una vez que fallecían.

El corazón del difunto era juzgado por Anubis, dios del paraíso, y otros dioses. El corazón, en forma de vasija, se colocaba en uno de los platos de la balanza; en el otro se ponía la pluma de Maat, el dios de la verdad, la honestidad. Si el corazón era más liviano su poseedor entraba en el paraíso y ganaba la felicidad eterna, en el caso contrario era devorado y el difunto se iría al infierno.

En otros papiros encontramos lo que se ha llamado el libro del corazón, donde nos cuentan la relación del corazón con el pulso.

Sabían que el dolor del pecho y los brazos estaban relacionado con la muerte cardíaca y, además, ya tenían un recetario para los males del corazón. Entre otras medicinas, empleaban las hojas de la planta "Digitalis purpúrea", un remedio natural para ayudar al corazón.

Más recientemente, en un estudio elaborado por la Universidad de California en San Diego (UCSD), se sometió, mediante TAC y escáner, a un análisis cardiovascular a 20 momias que datan de 3.500 años a. C. Encontraron calcificación en la mayoría de las arterias, lo que demuestra que la enfermedad aterosclerótica era ya frecuente en aquella época. Entre estas momias estaba la de la niñera de la reina Nefertiti, mujer que con algo más de 30 años ya padecía atereoesclerosis.

Hay que recordar que en aquella época no existía el tabaco, aunque si otros factores de riesgo vascular", concluye el catedrático de Cardiología.

Desde Biblioteca de la Historia de la Medicina de la Universidad Complutense, el doctor Carlos Macaya anticipa el contenido del segundo capítulo: el corazón en la medicina China y en las costumbres mitológicas de la América precolombina, en los imperios Azteca y Maya.

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