El tesoro estaba en la casa. En alguna parte. Su abuela siempre lo decía. Un tesoro fabuloso que su abuelo había reunido y guardado en algún lugar.
Pepe Cantero, el abuelo de Alex, fue el hombre cuyo apellido se convirtió en una de las mejores marcas de calzado de la Argentina. La historia popular decía que cuando el fundador de la firma se quedaba sin plata, iba a su quinta de San Vicente y salía con los bolsillos llenos de dinero. Pepe murió en un accidente automovilístico y lo heredó su hijo Jorge, que a su vez tuvo a Alex. Ya cerca de los 20 años, en 2004, Alex trabajaba con su papá repartiendo lavandina a nivel mayorista. Jorge había decidió ir a vivir a San Vicente con su mamá y su nueva pareja, Giselle Edith Minod, una mujer de 34 años.
Fue asi que un día, Alex Cantero quiso encontrar ese tesoro escondido. Con la ayuda de su amigo, Gustavo Muñoz idearon un plan macabro. Para encontrar el tesoro, necesitaban matar a toda la familia, quedándose ellos asi con el 100% de las ganancias.
El triple crimen ocurrió entre las 20 y las 24 de un sábado. Buscaron infatigablemente el tesoro durante dos horas que les parecieron muy cortas. Abatidos, pensaron que una vez que pase la conmoción por el descubrimiento de los cadáveres tendrían todo el tiempo del mundo para seguir buscando el tesoro. La tarea se presentaba mucho mas grande de lo que habían imaginado. Un tesoro escondido por años, sin saber exactamente la ubicación, era difícil descubrir en pocas horas. Tal vez sean necesarios varios días. Por ahora Alex debía dar aviso de las muertes y hacerse el sorprendido. Habían entrado ladrones, eso era lo que iba decir.
Tras una intensa investigación policial, finalmente en el año 2008 el Tribunal Oral 4 de La Plata condenó a prisión perpetua a Alex Cantero y a su cómplice, Gustavo Eugenio “Tito” Muñoz.
“Cantero y Muñoz urdieron con antelación suficiente una macabra trama a los fines de asesinar al padre y su concubina, como así también a la abuela del primero, fingiendo un robo y homicidios, con la finalidad de obtener y quedarse con una importante suma de dinero que se encontraría enterrada en el predio“, se dijo en la sentencia. En junio de este año, la sentencia fue confirmada por la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires.
Pepe Cantero, el abuelo de Alex, fue el hombre cuyo apellido se convirtió en una de las mejores marcas de calzado de la Argentina. La historia popular decía que cuando el fundador de la firma se quedaba sin plata, iba a su quinta de San Vicente y salía con los bolsillos llenos de dinero. Pepe murió en un accidente automovilístico y lo heredó su hijo Jorge, que a su vez tuvo a Alex. Ya cerca de los 20 años, en 2004, Alex trabajaba con su papá repartiendo lavandina a nivel mayorista. Jorge había decidió ir a vivir a San Vicente con su mamá y su nueva pareja, Giselle Edith Minod, una mujer de 34 años.
Fue asi que un día, Alex Cantero quiso encontrar ese tesoro escondido. Con la ayuda de su amigo, Gustavo Muñoz idearon un plan macabro. Para encontrar el tesoro, necesitaban matar a toda la familia, quedándose ellos asi con el 100% de las ganancias.
El triple crimen ocurrió entre las 20 y las 24 de un sábado. Buscaron infatigablemente el tesoro durante dos horas que les parecieron muy cortas. Abatidos, pensaron que una vez que pase la conmoción por el descubrimiento de los cadáveres tendrían todo el tiempo del mundo para seguir buscando el tesoro. La tarea se presentaba mucho mas grande de lo que habían imaginado. Un tesoro escondido por años, sin saber exactamente la ubicación, era difícil descubrir en pocas horas. Tal vez sean necesarios varios días. Por ahora Alex debía dar aviso de las muertes y hacerse el sorprendido. Habían entrado ladrones, eso era lo que iba decir.
Tras una intensa investigación policial, finalmente en el año 2008 el Tribunal Oral 4 de La Plata condenó a prisión perpetua a Alex Cantero y a su cómplice, Gustavo Eugenio “Tito” Muñoz.
“Cantero y Muñoz urdieron con antelación suficiente una macabra trama a los fines de asesinar al padre y su concubina, como así también a la abuela del primero, fingiendo un robo y homicidios, con la finalidad de obtener y quedarse con una importante suma de dinero que se encontraría enterrada en el predio“, se dijo en la sentencia. En junio de este año, la sentencia fue confirmada por la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires.
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