• hace 8 años
Rosario, 27 de Octubre de 1946, San Lorenzo puntero del torneo viajaba para enfrentar a Newells Old Boys. El partido arrancó tranquilo para el equipo de Boedo, que se fue al descanso luego del primer tiempo ganando 2 a 0, con goles de Pontoni y Silva. Al comenzar el segundo tiempo, sendos goles del delantero Runzer le dieron el empate al conjunto Leproso.

Hasta allí venía todo normal, con un correcto desempeño del juez Osvaldo Cossio, quien era vecino del estadio cuervo y algunos maliciosamente habían hecho circular la versión de que era hincha de estos, cuando en realidad era del clásico rival Huracán.

La historia cuenta que en tiempo de descuento el puntero de Newells, Moyano eludió al arquero Blazina y convirtió el 3 a 2, pero el juez Cossio anuló el gol sin que se entendiera la razón. Mientras todavía se protestaba, San Lorenzo sacó un contragolpe que culminó en un gol en contra del defensor Nieres, tras un centro de Imbellone, provocando el 3 a 2 pero para el puntero del campeonato y ahí la hecatombe.

Los hinchas de Newells entraron al campo de juego y embistieron contra los jugadores visitantes. Los jugadores Pontoni, Basso y Vanzini fueron agredidos recibiendo este último un sillazo en la espalda. Mientras tanto, el juez se fue al vestuario y observó que había gente entrando por otras puertas y encontró un agujero en el alambre que le permitió escapar hacia el Parque Independencia.

Corriendo con la poca fuerza que le quedaba, se tiró encima de un auto que pasaba pero el vehículo se detuvo y cayó al piso, en ese momento soportó un terrible remolino de patadas y golpes de todo tipo, un hincha sacó un cinturón y lo ató a la rama de un árbol y allí varios hinchas ayudaron a levantarlo e intentaron colgarlo, pero aparecieron 3 soldados y lo salvaron.

Más tarde en el hospital Británico de Rosario se constató que el juez había padecido un fuerte golpe en la cabeza con lesión en el hueso temporal derecho, heridas cortantes en brazos, piernas y rostro más conmoción cerebral.

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