• hace 15 años
"Entierro en mayo"

Eran las cinco...
de la tarde.
El sol abrasaba
la cuneta,
con abrazos
blancos,
amarillos,
rojos...
sin perdonar la siesta.

Al norte,
la flor del sauco
se vistió de blanco,
y entró en una noche
oscura,
fresca como el azul
entre las ramas...

El campanario
silabeó un adios triste
a la abuela,
¡que se quedó, ay, fría!
No le sirvió el sauco,ni el espino albar,
ni la serena malva.

El toque de muerto,
- ¡de muerta, hoy! -,
no perdonó la siesta.

(Alfredo Escalada)