Con la Navidad cada vez más cerca, es hora de pensar en los regalos. Si aún no ha comprado nada, es hora de evitar esos artículos que corren el riesgo de acabar en la categoría de regalos más indeseados.
A la cabeza de la lista están sin duda los calcetines, a menudo acompañados de calzoncillos que nadie se pone nunca. Estos regalos, aunque prácticos, son tristemente esperados y poco apreciados.
Otro gran clásico navideño es la taza. Este objeto, símbolo del regalo de última hora, se ha convertido en sinónimo de pereza por parte de quienes no tienen ni idea de qué comprar.
Los pijamas no son diferentes: cuando desenvolvemos un regalo voluminoso, lo último que esperamos es encontrar un pijama, quizá de tejidos dudosos o con estampados embarazosos.
Las zapatillas de estar por casa también son un regalo que, aunque cómodo, tiene una fecha de caducidad limitada al periodo navideño.
Y, por último, los libros. Regalar un libro puede ser una idea maravillosa, pero si se trata de un libro de segunda mano, corre el riesgo de parecer una solución fácil que no presta mucha atención a los gustos de la persona.
Este año, para evitar el riesgo de hacer un regalo inoportuno, es mejor optar por algo que refleje realmente los deseos y la personalidad del destinatario, haciendo de la Navidad un momento verdaderamente especial.
A la cabeza de la lista están sin duda los calcetines, a menudo acompañados de calzoncillos que nadie se pone nunca. Estos regalos, aunque prácticos, son tristemente esperados y poco apreciados.
Otro gran clásico navideño es la taza. Este objeto, símbolo del regalo de última hora, se ha convertido en sinónimo de pereza por parte de quienes no tienen ni idea de qué comprar.
Los pijamas no son diferentes: cuando desenvolvemos un regalo voluminoso, lo último que esperamos es encontrar un pijama, quizá de tejidos dudosos o con estampados embarazosos.
Las zapatillas de estar por casa también son un regalo que, aunque cómodo, tiene una fecha de caducidad limitada al periodo navideño.
Y, por último, los libros. Regalar un libro puede ser una idea maravillosa, pero si se trata de un libro de segunda mano, corre el riesgo de parecer una solución fácil que no presta mucha atención a los gustos de la persona.
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