Los alrededores de Atenas, cuna de la civilización occidental, están plagados de tesoros ocultos. Y no, no es necesario alejarse y visitar alguna de sus célebres islas para disfrutar de estos espectáculos visuales. Sólo una ruta en coche desde la capital es suficiente para acceder a zonas que combinan la belleza de la montaña y la serenidad del mar.
La primera parada en este recorrido es el Acrocorinto. Una fortaleza en lo alto de una elevación rocosa y ubicada a una hora de Atenas aproximadamente. Está situado junto a la antigua ciudad de Corinto y se usó como acrópolis (parte más alta de la ciudad) en la antigüedad y la Edad Media. Destinada a la defensa del lugar, su construcción tuvo lugar entre los siglos VII y VI a.C. en pleno periodo helénico. Sufrió innumerables ocupaciones a lo largo de su historia, desde los francos, pasando por los venecianos, hasta su recuperación por los propios griegos en 1822.
La primera parada en este recorrido es el Acrocorinto. Una fortaleza en lo alto de una elevación rocosa y ubicada a una hora de Atenas aproximadamente. Está situado junto a la antigua ciudad de Corinto y se usó como acrópolis (parte más alta de la ciudad) en la antigüedad y la Edad Media. Destinada a la defensa del lugar, su construcción tuvo lugar entre los siglos VII y VI a.C. en pleno periodo helénico. Sufrió innumerables ocupaciones a lo largo de su historia, desde los francos, pasando por los venecianos, hasta su recuperación por los propios griegos en 1822.
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