El cáncer de huesos, o sarcoma óseo, es una forma de cáncer en la que las células malignas se desarrollan de forma incontrolada en los huesos.
Aunque es menos frecuente que otras formas de cáncer, puede ser bastante agresivo y requerir un tratamiento intensivo, según la Sociedad Americana del Cáncer.
Los signos iniciales incluyen dolor en el hueso afectado, que puede no ser constante al principio, pero tiende a empeorar por la noche o durante actividades físicas como caminar.
A medida que la enfermedad avanza, el dolor se vuelve persistente e intenso. Otros síntomas a los que hay que prestar atención son la hinchazón y la sensibilidad en la zona afectada.
También son frecuentes la debilidad ósea, la pérdida de movilidad o rigidez en las articulaciones, la fatiga, la pérdida de peso inexplicable y la fiebre.
Aunque aún se desconocen las causas exactas del cáncer de huesos, factores como las mutaciones genéticas, la exposición a la radiación y las lesiones óseas pueden aumentar el riesgo.
Existen distintos tipos de cáncer óseo, como el osteosarcoma, el condrosarcoma y el sarcoma de Ewing, cada uno de los cuales afecta a distintas partes de los huesos y células.
La detección precoz y la consulta con un profesional sanitario son cruciales para un tratamiento eficaz.
Aunque es menos frecuente que otras formas de cáncer, puede ser bastante agresivo y requerir un tratamiento intensivo, según la Sociedad Americana del Cáncer.
Los signos iniciales incluyen dolor en el hueso afectado, que puede no ser constante al principio, pero tiende a empeorar por la noche o durante actividades físicas como caminar.
A medida que la enfermedad avanza, el dolor se vuelve persistente e intenso. Otros síntomas a los que hay que prestar atención son la hinchazón y la sensibilidad en la zona afectada.
También son frecuentes la debilidad ósea, la pérdida de movilidad o rigidez en las articulaciones, la fatiga, la pérdida de peso inexplicable y la fiebre.
Aunque aún se desconocen las causas exactas del cáncer de huesos, factores como las mutaciones genéticas, la exposición a la radiación y las lesiones óseas pueden aumentar el riesgo.
Existen distintos tipos de cáncer óseo, como el osteosarcoma, el condrosarcoma y el sarcoma de Ewing, cada uno de los cuales afecta a distintas partes de los huesos y células.
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