CNE vs. Petro: como anillo al dedo
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00:00Todo seguía el libreto tal y como en los últimos dos años, el presidente de Colombia haciendo suya
00:05la causa palestina, insistiendo sobre sus ideas para salvar al planeta del apocalipsis con el
00:10reiterado llamado a sus bases a la calle para impedir el golpe blando contra su gobierno.
00:17Mientras que en el Congreso van pasando una y otra reforma, como esta semana la laboral,
00:23uno que otro ministro anunciando acuerdos o buscando algunos, el último el nacional del
00:29ministro Juan Fernando Cristo. Y de repente, en medio de una especie de irrelevancia en lo que
00:39cae todo lo que se repite una y otra vez sin que nada cambie, el Consejo Nacional Electoral de
00:45Colombia toma una cuestionable decisión jurídica con enormes consecuencias políticas. Por un lado,
00:53le entrega el banderazo electoral al presidente para 2026, su decisión de investigarlo por
00:59la violación de topes en su campaña electoral no lo ataja, su decisión le alimenta el discurso
01:05de que se le violaron las garantías, como en efecto lo hace el tan poco honorable organismo
01:11electoral al ir más allá de su competencia. Petro entonces vuelve a buscar la legitimidad
01:16en las calles, llama a movilizarse el próximo 23 de octubre en medio de la cumbre de la COP16,
01:23a la que asistirán más de 196 países, llena su discurso de frases como el golpe de Estado había
01:31iniciado, si van a tumbarnos del gobierno vamos por el poder y el gabinete en pleno asegura,
01:37que a través de una carta, que las acciones del CNE buscan bloquear el avance de las reformas
01:43sociales. La decisión del CNE sin duda es una equivocación, pero no es un golpe de Estado,
01:48aunque sí son responsables de incrementar un estancamiento en la gobernabilidad y de
01:54echarle leña al fuego. No queda más que llamar a la calma al uso de los recursos jurídicos de
01:59las herramientas institucionales para enfrentarlos con algo más allá de los gritos. Mantenga usted
02:05presidente la integralidad de su fuero desde un talante verdaderamente democrático. ¿Será mucho pedir?