• hace 2 meses
Romina se mira al espejo por última vez después de los últimos retoques de maquillaje, disperso en el rostro y una parte del cuerpo semidesnudo. Junto a sus colegas está a punto de salir al escenario; a pesar de las apariencias, no se trata de bailarinas o actrices. Romina es promotora– de eventos empresarios, en carreras automovilísticas, para determinados productos en la vía pública– y esa ha sido su profesión durante buena parte de las últimas dos de décadas. Romina está por cumplir cuarenta años y en esos menesteres, en los cuales el cuerpo femenino es un mecanismo, un atractivo visual, la edad es un elemento central de la ecuación. “La gente busca chicas más pendejas”, le dice su jefa en la agencia Smile, un eufemismo poco sutil para señalarle que está quedando un poco mayor para el métier.

Transcripción
00:00Mira, Rami, me está costando un montón meterte en las promos.
00:04Los clientes se están pidiendo otro perfil.
00:06Mendejas, boludo, ¿a qué querés que te diga?
00:08¡Qué pajiros que son!
00:15Gracias, ma. ¿Cómo vas a dormir?
00:17Como yo digo, vos conmigo y Santi en tu cama.
00:20¿Querés que te ponga un poco de rímer?
00:22Bueno, dale.
00:23¿Qué pasa si te mando a otro lugar que no sea al guardarropas?
00:25Quedamos re mal, no podemos ni caminar, estás re mal.
00:28Viste que no se usa más llevar currículum en papel ahora.
00:30Todo digital ahora. ¿Experiencia?
00:33Hola Romina, quería saber cómo estabas.
00:35Es muy hermosa.
00:36Es linda, no la dejes morir.
00:39Lo importante acá es que los chicos compren tragos.
00:42¿Y vos todo bien? ¿Conseguiste algo?
00:44¿Qué tal?
00:45Todo bien.
00:46¿Segura?
00:59Hola, soy Romina. Tengo 39 años.
01:18¿Estás bien?
01:19Sí.
01:28Ábreme la puerta.
01:29No, no te la abro la puerta.
01:31¡Anda!
01:35¡No, no, no!

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