• el año pasado
Un 'bocado literario' dedicado a las mujeres que nos venden la fruta o el pescado con esmero, pasión y profesionalidad.
Transcripción
00:00La primera vez que visité el Mercat Central de Valencia, una de las cosas que me llamaron
00:04la atención fueron los delantales de las vendedoras. Unos delantales de un blanco impoluto, adornados
00:11con entredoses bordados con festones y bodoques que se ponían para atender a unos negocios
00:17en los que es fácil mancharse. Los llevaban sobre todo las fruteras, las verduleras y
00:23las vendedoras de salazones, pero también algunas pescateras renunciaban al típico mandil
00:28de rayas negras y verdes de los vendedores de carne y de pescado para elegir un atuendo
00:34más pimpante y airoso, que ellas vestían con una pulquérrima coquetería. Esos delantales
00:41primorosos sin duda requerían, al acabar la jornada, un lavado a fondo y un planchado
00:46con esmero para poder lucirse sin una mancha ni una arruga a la mañana siguiente. Resultaba
00:52evidente que las tenderas de las paraetas querían estar guapas mientras atendían a
00:58su clientela. Mi pescadera de Madrid tiene esa misma coquetería,
01:03el mismo esmero en su aspecto, pero en un estilo más moderno, con un cierto toque punk
01:08porque es una chica joven. Para atender a la sección de pescado del supermercado en
01:13el que suelo comprar, va cuidadosamente maquillada, con unas sombras muy oscuras y rayas y rimel
01:20muy negro en los ojos. Lleva el pelo teñido cada vez de un color, cortado con un estilo
01:25atrevido que varía con frecuencia, por ejemplo a veces con un lado de la cabeza afeitado
01:30y otro con melenita, y cada vez lleva piercings diferentes. Sin duda cada mañana se levanta
01:37un poco más temprano de lo imprescindible para así tener tiempo de arreglarse antes
01:43de venir a vender pescado en el supermercado. Le gusta sentirse bien, segura en su estilo.
01:50Su mano izquierda, protegida por un guante de malla, me hace pensar en una doncella guerrera
01:55medieval. Una guerrera que maneja con pericia los grandes cuchillos de hoja ancha, las tijeras
02:01y el rascador para quitarle las escamas a los peces. Cuando los desescama, algunas pequeñas
02:07escamitas transparentes salen volando y se posan en los tatuajes de colores que cubren
02:13sus antebrazos, dando la impresión de que lleva lentejuelas sobre la piel.
02:18Está guapa mi pescadera cuando hace su faena mientras no para de hablar. A los clientes
02:23nos habla de cuánto echa de menos a sus abuelos, de los ejercicios que hace en el gimnasio
02:28–tiene unos brazos fuertes, tonificados por las máquinas y las pesas–, del tiempo
02:32que hace y del que va a hacer, de sus planes de fin de semana, de un mensaje muy romántico
02:38que le puso su chico esta mañana por whatsapp. También aconseja a las clientas indecisas
02:43o les da de palabra la receta de cómo preparar algún pez que no conocen. Luego envuelve
02:50con destreza el pescado y lo entrega diciendo adiós guapa o adiós hermoso si el cliente
02:55es varón. Pese a la cháchara incesante, sabemos que el pescado está perfectamente
03:01limpio y cortado, listo para cocinar. Es que mi pescadera, con su aspecto punky y su charla
03:07desenvuelta, es una gran profesional.

Recomendada