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El pasado 5 de febrero el Rey Carlos III anunciaba al mundo, a través de un comunicado, que había sido diagnosticado de "una forma de cáncer", descubierto tras someterse a una operación por agrandamiento de próstata varios días antes. Desde entonces han pasado casi 3 meses, en los que el hijo de la Reina Isabel II, de 75 años, ha cancelado casi por completo su agenda oficial para someterse a un tratamiento contra la enfermedad del que apenas ha trascendido ninguna información. A pesar de que sus apariciones han sido contadas en este tiempo, lo cierto es que se le ha visto con muy buen estado. Una imagen tranquilizadora que contrasta con las informaciones que se han dado en las últimas horas sobre el estado del Rey Carlos en medios de comunicación norteamericanos, donde se han atrevido a aventurar que la salud del soberano británico se estaría "deteriorando progresivamente".

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