Es un esperpento.
Cada minuto que pasa sin que José Luis Ábalos entregue su acta de diputado, al PSOE se le hace el camino más cuesta arriba y mucho más a un Pedro Sánchez que no quiere ver ni en pintura al político de Torrente (Valencia) en el escaño.
Este 27 de febrero de 2024, Carlos Alsina, en su editorial en 'Más de Uno' (Onda Cero), optó directamente por mofarse del vodevil que Ferraz está montando con el asunto de Ábalos:
En verdad, lo que Ábalos debería pedirle a Sánchez es que lo amnistíe. ¿Qué es lo peor que podría pasarle en términos judiciales, que lo imputen por malversación? Pues como Puigdemont. Y él, como Puigdemont, también contribuyó a investir a Sánchez con su voto. Uno se pone en la piel de Ábalos y no puede menos que comprenderle. No está imputado, no ha sido siquiera interrogado, su compadre Koldo no le ha incriminado, su nombre no aparece en el sumario y le quieren apartar de la política. ¡Salpicado por la sombra de la sospecha, a su casa, hombre, inhabilitado para ejercer cualquier cargo!
Alsina, siguiendo el argumento, se sorprende por ese doble rasero y el intento de forzar la maquinaria legal para librar de polvo y paja al prófugo de Waterloo:
A la vez, un tal Puigdemont, investigado por delitos muy graves, procesado en rebeldía por sedición (cuando había sedición) y malversación, o sea, corrupción; señalado por los fiscales del Supremo como cerebro de un grupo de saboteadores, los tsunamis y ahí sigue, liderando esa criatura llamada Junts, negociando con Sánchez, de tú a tú, los términos de la ley que le va a beneficiar sobre todo a él y presentada su rehabilitación política como la prioridad de la España diversa y plural porque si no vuelve pronto libre de polvo y paja no nos reconciliamos, españoles.
Es natural que Ábalos esté pensando que la vara de medir no es la misma para todos. Incluso sería natural que estuviera llegando a la misma conclusión que muchos de sus conciudadanos: que en esencia, la amnistía es la consagración de una flagrante desigualdad ante la ley. Si eres Ábalos y has tenido bajo tu manto protector a un Koldo, borrado para siempre de la política. Si eres Puigdemont y has malversado dinero público para sufragar una insurrección, ¡vuelve, Carles, vuelve, que te esperamos!
Cada minuto que pasa sin que José Luis Ábalos entregue su acta de diputado, al PSOE se le hace el camino más cuesta arriba y mucho más a un Pedro Sánchez que no quiere ver ni en pintura al político de Torrente (Valencia) en el escaño.
Este 27 de febrero de 2024, Carlos Alsina, en su editorial en 'Más de Uno' (Onda Cero), optó directamente por mofarse del vodevil que Ferraz está montando con el asunto de Ábalos:
En verdad, lo que Ábalos debería pedirle a Sánchez es que lo amnistíe. ¿Qué es lo peor que podría pasarle en términos judiciales, que lo imputen por malversación? Pues como Puigdemont. Y él, como Puigdemont, también contribuyó a investir a Sánchez con su voto. Uno se pone en la piel de Ábalos y no puede menos que comprenderle. No está imputado, no ha sido siquiera interrogado, su compadre Koldo no le ha incriminado, su nombre no aparece en el sumario y le quieren apartar de la política. ¡Salpicado por la sombra de la sospecha, a su casa, hombre, inhabilitado para ejercer cualquier cargo!
Alsina, siguiendo el argumento, se sorprende por ese doble rasero y el intento de forzar la maquinaria legal para librar de polvo y paja al prófugo de Waterloo:
A la vez, un tal Puigdemont, investigado por delitos muy graves, procesado en rebeldía por sedición (cuando había sedición) y malversación, o sea, corrupción; señalado por los fiscales del Supremo como cerebro de un grupo de saboteadores, los tsunamis y ahí sigue, liderando esa criatura llamada Junts, negociando con Sánchez, de tú a tú, los términos de la ley que le va a beneficiar sobre todo a él y presentada su rehabilitación política como la prioridad de la España diversa y plural porque si no vuelve pronto libre de polvo y paja no nos reconciliamos, españoles.
Es natural que Ábalos esté pensando que la vara de medir no es la misma para todos. Incluso sería natural que estuviera llegando a la misma conclusión que muchos de sus conciudadanos: que en esencia, la amnistía es la consagración de una flagrante desigualdad ante la ley. Si eres Ábalos y has tenido bajo tu manto protector a un Koldo, borrado para siempre de la política. Si eres Puigdemont y has malversado dinero público para sufragar una insurrección, ¡vuelve, Carles, vuelve, que te esperamos!
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