La pregunta es de cajón:
¿Qué quieren los votantes de PP y VOX?
¿Que los dos partidos pacten y echen a Sánchez de la Moncloa y al PSOE de todos los sitios? ¿O no?
La respuesta es evidente.
Dicho esto, mira uno hacia Extremadura y la desoladora sensación es que buena parte de los políticos del centroderecha español no son más tontos porque no entrenan.
Han entregado en bandeja la Presidencia de la Asamblea regional al PSOE.
Y encima, en un aquelarre de agravios -sacados del infame argumentario que manejan Cadena SER, LaSexta y TVE- abren a sus pies el abismo de la repetición de elecciones.
Y la posibilidad, todavía remota pero real, de que el maniobrero Fernández Vara se haga con la presidencia de la región.
Si eso pasa, le va a dar un soponcio a la popular María Guardiola, que en las ultimas horas ha acusado a Ángel Pelayo y a los de Abascal de todos los males del infierno.
Tiempo para el acuerdo hay. Otra cosa es que haya voluntad.
No se puede descartar que Feijóo, haciendo caso al gurú Michavila y a los sondeos de GAD3, según los cuales hay un montón de mujeres que no han decidido su voto y todavía puede captar supuestos ‘socialistas moderados’, esté dispuesto a sacrificar Extremadura, calculando que eso pavimentará su triunfo en las generales del 23J.
El socialista Vara, que amagó con marcharse tras el batacazo del 28M, ha reculado y maniobra.
Si yo fuera dirigente del PP estaría con el alma en vilo, porque si se repiten las elecciones, como dice la popular Guardiola que hará antes de permitir que VOX entre en su Gabinete, los comicios se celebrarían justo después de las generales y, por tanto, el voto sería enteramente en clave regional.
No jugará a favor del centroderecha el factor ‘ajuste de cuentas’ con Sánchez amigo de Bildu e indultador de golpistas catalanes.
Y Vara, que sigue controlando las dos diputaciones, los medios de comunicación, las empresas públicas, la Junta y el ‘sursun corda’, no fallará otra vez.
Le basta sacar un escaño más de los que obtuvo el 28M.
De momento y no es irrelevante, la derecha ha dejado a la izquierda controlar los tiempos.
La socialista Blanca Martin, ahora presidenta de la Cámara, propondrá un candidato en el plazo de 15 días.
Si para entonces el PP y VOX no han llegado a un acuerdo, que no parece escuchando las lindezas que Guardiola ha dicho de los de VOX, a quienes pinta como cavernarios de alta peligrosidad, Vara se presentará a la investidura.
Perderá, porque el centroderecha sacó un diputado más que la suma de PSOE y Podemos, pero cogerá fuerza.
VOX surgió hace 10 años impulsado por la airada reacción de un puñado de votantes populares, hartos de ver que el PP sólo labora con la economía y jamás intenta enderezar España y erradicar las políticas y leyes de la izquierda.
No se conformará Abascal en Extremadura con apoyar desde fuera un Gobierno popular, porque no se fía.
He hablado con el y tengo la impresión de que va a por todas.
Guardiola parece listísima y preparada, pero le pierden la boca
¿Qué quieren los votantes de PP y VOX?
¿Que los dos partidos pacten y echen a Sánchez de la Moncloa y al PSOE de todos los sitios? ¿O no?
La respuesta es evidente.
Dicho esto, mira uno hacia Extremadura y la desoladora sensación es que buena parte de los políticos del centroderecha español no son más tontos porque no entrenan.
Han entregado en bandeja la Presidencia de la Asamblea regional al PSOE.
Y encima, en un aquelarre de agravios -sacados del infame argumentario que manejan Cadena SER, LaSexta y TVE- abren a sus pies el abismo de la repetición de elecciones.
Y la posibilidad, todavía remota pero real, de que el maniobrero Fernández Vara se haga con la presidencia de la región.
Si eso pasa, le va a dar un soponcio a la popular María Guardiola, que en las ultimas horas ha acusado a Ángel Pelayo y a los de Abascal de todos los males del infierno.
Tiempo para el acuerdo hay. Otra cosa es que haya voluntad.
No se puede descartar que Feijóo, haciendo caso al gurú Michavila y a los sondeos de GAD3, según los cuales hay un montón de mujeres que no han decidido su voto y todavía puede captar supuestos ‘socialistas moderados’, esté dispuesto a sacrificar Extremadura, calculando que eso pavimentará su triunfo en las generales del 23J.
El socialista Vara, que amagó con marcharse tras el batacazo del 28M, ha reculado y maniobra.
Si yo fuera dirigente del PP estaría con el alma en vilo, porque si se repiten las elecciones, como dice la popular Guardiola que hará antes de permitir que VOX entre en su Gabinete, los comicios se celebrarían justo después de las generales y, por tanto, el voto sería enteramente en clave regional.
No jugará a favor del centroderecha el factor ‘ajuste de cuentas’ con Sánchez amigo de Bildu e indultador de golpistas catalanes.
Y Vara, que sigue controlando las dos diputaciones, los medios de comunicación, las empresas públicas, la Junta y el ‘sursun corda’, no fallará otra vez.
Le basta sacar un escaño más de los que obtuvo el 28M.
De momento y no es irrelevante, la derecha ha dejado a la izquierda controlar los tiempos.
La socialista Blanca Martin, ahora presidenta de la Cámara, propondrá un candidato en el plazo de 15 días.
Si para entonces el PP y VOX no han llegado a un acuerdo, que no parece escuchando las lindezas que Guardiola ha dicho de los de VOX, a quienes pinta como cavernarios de alta peligrosidad, Vara se presentará a la investidura.
Perderá, porque el centroderecha sacó un diputado más que la suma de PSOE y Podemos, pero cogerá fuerza.
VOX surgió hace 10 años impulsado por la airada reacción de un puñado de votantes populares, hartos de ver que el PP sólo labora con la economía y jamás intenta enderezar España y erradicar las políticas y leyes de la izquierda.
No se conformará Abascal en Extremadura con apoyar desde fuera un Gobierno popular, porque no se fía.
He hablado con el y tengo la impresión de que va a por todas.
Guardiola parece listísima y preparada, pero le pierden la boca
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