En el sitio en el que no te respeten.
En el que aquello que tú eres, aquello que tanto te ha costado conseguir, ese lugar que has conquistado.
No sea valorado.
Ahí, no es.
En donde no puedas crecer.
No puedas disentir con amor, comunicarte, hablar.
Ahí, no es.
En aquella relación en la que las expectativas puedan más que la realidad.
En la que sientas que estás en una cárcel.
Ahí, no es.
En un amor en el que no puedas ser.
En el que siempre esté primero el otro.
En el que tengas que sacrificarte o aguantar.
Ahí, no es.
En ese tiempo en el que la vida no sea nunca alegre.
En el que todo sean reproches.
En el que no quede nada de lo que hubo alguna vez.
Ahí, no es.
En la promesa de que cambiaré.
Cuando son solo palabras vacías, cuando no hay ningún hecho.
Cuando no hay voluntad.
Ahí, no es.
Sin embargo.
En aquellos rincones en los que haya confianza.
En los que sientas que se te escucha y respeta.
En los que se te ayude a ser la persona que eres.
En los que haya ternura.
En los que puedas expresarte.
En los que sientas que la vida se hace más ancha y tu horizonte más cercano.
En los que no sientas miedo a que te dejen de querer.
En los que se alegren de tu alegría.
En los que abracen tus anhelos.
En los que se aleje un poco el ruido de la soledad, la muerte o la enfermedad.
En los que sientas que quieres estar y quedarte.
Porque te tratan bien.
Ahí.
Es.
En el que aquello que tú eres, aquello que tanto te ha costado conseguir, ese lugar que has conquistado.
No sea valorado.
Ahí, no es.
En donde no puedas crecer.
No puedas disentir con amor, comunicarte, hablar.
Ahí, no es.
En aquella relación en la que las expectativas puedan más que la realidad.
En la que sientas que estás en una cárcel.
Ahí, no es.
En un amor en el que no puedas ser.
En el que siempre esté primero el otro.
En el que tengas que sacrificarte o aguantar.
Ahí, no es.
En ese tiempo en el que la vida no sea nunca alegre.
En el que todo sean reproches.
En el que no quede nada de lo que hubo alguna vez.
Ahí, no es.
En la promesa de que cambiaré.
Cuando son solo palabras vacías, cuando no hay ningún hecho.
Cuando no hay voluntad.
Ahí, no es.
Sin embargo.
En aquellos rincones en los que haya confianza.
En los que sientas que se te escucha y respeta.
En los que se te ayude a ser la persona que eres.
En los que haya ternura.
En los que puedas expresarte.
En los que sientas que la vida se hace más ancha y tu horizonte más cercano.
En los que no sientas miedo a que te dejen de querer.
En los que se alegren de tu alegría.
En los que abracen tus anhelos.
En los que se aleje un poco el ruido de la soledad, la muerte o la enfermedad.
En los que sientas que quieres estar y quedarte.
Porque te tratan bien.
Ahí.
Es.
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