• hace 3 años
Priscilla, después de una búsqueda larga y fatigosa, consigue trabajo en una granja. Inmediatamente se le ordena que haga la colada, y simplemente se acomoda en las tinas junto al pozo cuando aparece un joven vendedor ambulante italiano y ella le lleva hasta la señora. Sus mercancías atraen a la mujer del campo y consigue deshacerse de una gran parte de sus mercancías. Dejando a la señora, el buhonero pasa a Priscilla para agradecerle que lo haya llevado a su ama y para mostrar su gratitud le coloca un anillo barato en el dedo, al mismo tiempo que otorga sus palabras de halago. La pobre e inocente niña está bastante abrumada y cree cada palabra que pronuncia, atesorando mucho el anillo, que no valía más que un centavo. La principal debilidad del vendedor ambulante es el juego, y no solo pierde su dinero, sino que se endeuda. Sus acreedores lo presionan para que pague y él no sabe cómo recaudar la suma necesaria, cuando se le ocurre la idea de la pequeña criada del campo. Sabe que se ha ganado su confianza y que ella lo ama, por eso considera que su plan es fácil. Ella, por supuesto, no tiene dinero propio, pero sabe que su amo guarda su dinero en un calcetín debajo de la almohada. El vendedor ambulante la persuade de que se asegure este dinero fingiendo que se la llevará consigo y se casará con ella. Esta sugerencia la hipnotiza bastante y por eso comete el robo. El vendedor ambulante se embolsa el dinero y promete encontrarse con ella en su lugar habitual de citas junto a la carretera, solo para enterarse de que el sinvergüenza acaba de salir en el tren nocturno. Se lanza salvajemente hacia el ferrocarril solo para ver marchar el tren. Aplastada de espíritu, se aleja, pero el ajuste de cuentas es inevitable. El destino entra en acción, y en el tren el vendedor ambulante se involucra en una pelea, durante la cual cae volando del tren. Luchando por ponerse de pie, se arrastra hacia el bosque. Allí la doncella se encuentra con él, y este, en un arranque de rabia, intenta golpearla, pero herido más gravemente de lo que cree, cae muerto al pie de un árbol. Con esto llega una vívida realización de su acto y, asegurando el dinero que le había quitado al agricultor, se apresura a repararlo devolviendo el dinero de donde lo tomó, sin que el amo se dé cuenta. El asunto le ha enseñado una poderosa lección.

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