Numerosos venezolanos han transformado sus casas en improvisados restaurantes de comida para llevar, o en tiendas minoristas para generar ingresos y sobrellevar las duras restricciones de la cuarentena ante el auge del coronavirus.
Antes de las medidas por el COVID-19, las calles de Santa Rosalía, una barriada pobre del centro de Caracas, solían ser muy concurridas y había decenas de carritos de comida que vendían hasta cerca del amanecer.
Ahora, en plena pandemia, muchos vendedores no se pueden dar el lujo de parar ni un solo día, y como no pueden salir, entonces han llevado sus negocios hasta sus propias casas.
Antes de las medidas por el COVID-19, las calles de Santa Rosalía, una barriada pobre del centro de Caracas, solían ser muy concurridas y había decenas de carritos de comida que vendían hasta cerca del amanecer.
Ahora, en plena pandemia, muchos vendedores no se pueden dar el lujo de parar ni un solo día, y como no pueden salir, entonces han llevado sus negocios hasta sus propias casas.
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