Laura y su pareja Aroa tienen que abandonar mañana la casa en la que están viviendo tras años y años de ocupación con tres menores de casa en casa. Laura entró en una propiedad de la Diócesis de Getafe. Se reunieron con ellas y lo que al principio fue un acto de empatía se volvió en su contra. Desde la Diócesis de Getafe alegan que el piso está al servicio de los sacerdotes y niegan cualquier motivo homófobo. Mañana deben abandonar el piso por orden judicial, pero lo único que piden es tiempo.
-Redacción-
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