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Pasión, que se suceden en forma de pasos vivientes. Larga melena y una poblada barba. El perfil es sencillo, pero José Ignacio Torre sabe que para encarnar a Jesús en la Pasión Viviente de Balmaseda hace falta mucho más. A él le ha costado tres años, el tiempo que ha pasado desde que se apuntó en una lista como candidato. La transformación exterior como protagonista de la Semana Santa balmasedana no ha sido especialmente dura para este joven soltero de 28 años. Sin embargo, su trabajo en la construcción -es propietario junto a otro socio de una empresa de albañilería- ya le ha curtido para la parte más física de su papel. La Pasión viviente se representó esta mañana, con más de 500 personas trabajando en la representación escénica popular de las últimas horas de Cristo más impresionante del País Vasco.

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