En estos casi 4 años de calvario, el empresario español, Javier Villanueva ha llorado y sufrido mucho. La justicia boliviana lo acusó de haber participado en el asesinato de una fiscal antidroga y ahí empezó su pesadilla. Mediante torturas le arrancaron una autoinculpación. Sería la primera de las numerosas irregularidades que le tocaría vivir. Pasó un año y medio en la cárcel, pero Javier no se cansó de repetir que era inocente. Tras la prisión, estuvo 5 meses en arresto domiciliario y, por fin, en marzo de 2006 fue declarado inocente. Aún así no ha sido fácil su salida de Bolivia. Le ha tocado esperar hasta ahora. A él y a los suyos que en su casa sevillana lo esperan emocionados. Javier vuelve a sonreír.
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