Para algunos, es la época más mágica del año, donde todo es felicidad, amor y paz… para otros, ese momento odioso cuando todas las tiendas se adornan de hombres barbados vestidos de rojo, cada semana hay alguna posada en donde después de romper la piñara, te salen mandarinas y jicamitas magulladas a palazos, y hay filas interminables en cualquier súpermercado.
Pero ya seas de un bando, o del contrario, lo que es verdad es que no podemos escapar de la Navidad. Y es inevitable que, caminando por la calle, visitando casas extrañas o viendo a niños jugando en el parque, no escuchemos los famosísimos villancicos. Canciones con las que crecimos, que están ahí permanentes en nuestro subconsciente y salen a la primera provocación para no abandonarnos en todo el día.
The Chamanas y Jay De La Cueva —después de su featuring en el concierto de presentación de NEA en el Teatro de la Ciudad— han unido esfuerzos para hacer un villancico inolvidable: su propia versión de “Hacia Belén va una burra (Rin Rin)”. Aunque no están solos, eso sí, sino muy bien acompañados de las prístinas voces de los Niños de Hogar Bethel (en Ciudad Juárez, Chihuahua. El resultado es cautivador, embelesante, y por más Grinch que se sea, es imposible no contagiarse, aunque sea un poco, de las sonrisas, deseos y esperanzas que vuelan por los aires decembrinos con The Chamanas.
Pero ya seas de un bando, o del contrario, lo que es verdad es que no podemos escapar de la Navidad. Y es inevitable que, caminando por la calle, visitando casas extrañas o viendo a niños jugando en el parque, no escuchemos los famosísimos villancicos. Canciones con las que crecimos, que están ahí permanentes en nuestro subconsciente y salen a la primera provocación para no abandonarnos en todo el día.
The Chamanas y Jay De La Cueva —después de su featuring en el concierto de presentación de NEA en el Teatro de la Ciudad— han unido esfuerzos para hacer un villancico inolvidable: su propia versión de “Hacia Belén va una burra (Rin Rin)”. Aunque no están solos, eso sí, sino muy bien acompañados de las prístinas voces de los Niños de Hogar Bethel (en Ciudad Juárez, Chihuahua. El resultado es cautivador, embelesante, y por más Grinch que se sea, es imposible no contagiarse, aunque sea un poco, de las sonrisas, deseos y esperanzas que vuelan por los aires decembrinos con The Chamanas.
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