En las calles de la ciudadad iraquí de Mosul, las mujeres recuperan su libertad.
Después de haber vivido tres bajo el integrismo radical del grupo Estado Islámico, las jóvenes han vuelto a la universidad y los pañuelos de colores han sustituido el velo integral.
“Dáesh controlaba todo. Para salir teníamos que vestirnos de negro, teníamos que cubrirnos la cara, llevar guantes, no podíamos mostrar ni un milímetro de nuestro cuerpo”, explica una jóven a la salida de la facultad.
“La situación era dramática. Sobretodo porque la educación había desaparecido por completo. No teníamos derecho a ir a clase. Y para las mujeres, todo eran limitaciones”, insiste una compañera.
La vida ha vuelto también a los mercados, donde por fin las mujeres pueden moverse libremente. “Cuando las mujeres venían al mercado, las echaban. Los militantes las paraban y les decían: ¿por qué no llevas la cara tapada?, ¿por qué te has maquillado?, ¿por qué no llevas guantes?, ¿por qué no llevas calcetines? Y claro, las mujeres no se atrevían a comprar nada”, recuerda un vendendor de pañuelos.
Más allá de las bombas y de la guerra, las mujeres de Mosul han pagado un duro tributo para sobrevivir a la ley islámica que regulaba todos y cada uno de los espacios de su vida.
Después de haber vivido tres bajo el integrismo radical del grupo Estado Islámico, las jóvenes han vuelto a la universidad y los pañuelos de colores han sustituido el velo integral.
“Dáesh controlaba todo. Para salir teníamos que vestirnos de negro, teníamos que cubrirnos la cara, llevar guantes, no podíamos mostrar ni un milímetro de nuestro cuerpo”, explica una jóven a la salida de la facultad.
“La situación era dramática. Sobretodo porque la educación había desaparecido por completo. No teníamos derecho a ir a clase. Y para las mujeres, todo eran limitaciones”, insiste una compañera.
La vida ha vuelto también a los mercados, donde por fin las mujeres pueden moverse libremente. “Cuando las mujeres venían al mercado, las echaban. Los militantes las paraban y les decían: ¿por qué no llevas la cara tapada?, ¿por qué te has maquillado?, ¿por qué no llevas guantes?, ¿por qué no llevas calcetines? Y claro, las mujeres no se atrevían a comprar nada”, recuerda un vendendor de pañuelos.
Más allá de las bombas y de la guerra, las mujeres de Mosul han pagado un duro tributo para sobrevivir a la ley islámica que regulaba todos y cada uno de los espacios de su vida.
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