• hace 7 años
Este adiestrador de cocodrilos presume poniendo la cabeza entre las fauces de un espécimen de tamaño considerable. Hasta que de repente el cocodrilo decide cerrar las mandíbulas. El hombre sufrió un mordisco peligrosísimo y con suerte quedó en el suelo liberado. Imágenes que pueden herir su sensibilidad.

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