Leon Theremin: La cosa (El espionaje perfecto)

  • hace 7 años
El 4 de agosto de 1945, los niños de una escuela soviética regalaron al entonces embajador norteamericano en Rusia una talla en madera del Gran Sello de los Estados Unidos, como “gesto de amistad” entre las dos naciones. El embajador, seguramente emocionado y agradecido por el bonito gesto de aquellos inocentes escolares, colgó el sello en la pared de su propio despacho en Spaso House (residencia de la Embajada norteamericana en Moscú) y allí permaneció durante años… Ya en 1952, un operario de radio británico escuchó accidentalmente conversaciones que provenían de la Embajada norteamericana y alertó de este hecho al MI5 (Servicios Secretos Británicos). Y comenzó la búsqueda. Pronto descubrieron una señal que provenía del despacho del embajador, y se sospechó que existía un transmisor en la pared, detrás del sello tallado en madera, así que lo desprendieron del clavo del que colgaba y comenzaron a examinar la pared… Pero nada, no encontraron cables ni evidencias de ninguna instalación. Se examinó todo el despacho palmo a palmo hasta que al final descubrieron (con Rayos X, según citan algunas fuentes) que el dispositivo se encontraba dentro del propio sello.

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