El presidente ruso inaugura frente al Kremlin una monumental estatua del Príncipe Vladímir, considerado el responsable de la cristianización del reino eslavo percusor del actual Estado ruso.
Ajeno a las críticas que ha generado el emplazamiento de esta escultura de casi dieciocho metros de altura, Vladímir Putin, ha vuelto a apelar al patriotismo y al pasado glorioso de Rusia.
“Hoy en día es nuestro deber resistir juntos a las amenazas de nuestro tiempo, apoyándonos en los mandamientos espirituales y las tradiciones inestimables de unidad y concordia para seguir adelante, asegurando la continuación de nuestra historia milenaria”, declaraba Putin coincidiendo con el Día de la Unidad del Pueblo que él mismo creó.
La fiesta nacional que sustituyó al 7 de noviembre, aniversario de la Revolución Bolchevique, ha sacado a los seguidores del presidente ruso a las calles de Moscú.
También a sus detractores como este grupo de nacionalistas de extrema derecha que consideran que el gobierno de Putin está destruyendo el país.
“Para un nacionalista ruso el enemigo está en el interior del país. Es un burócrata y la élite política está a su alrededor gracias a las guerras en Siria y el este de Ucrania”, denuncia este manifestante.
Al grito de “Putin fuera”, los nacionalistas han criticado que se deje entrar a los inmigrantes en Rusia.
Ajeno a las críticas que ha generado el emplazamiento de esta escultura de casi dieciocho metros de altura, Vladímir Putin, ha vuelto a apelar al patriotismo y al pasado glorioso de Rusia.
“Hoy en día es nuestro deber resistir juntos a las amenazas de nuestro tiempo, apoyándonos en los mandamientos espirituales y las tradiciones inestimables de unidad y concordia para seguir adelante, asegurando la continuación de nuestra historia milenaria”, declaraba Putin coincidiendo con el Día de la Unidad del Pueblo que él mismo creó.
La fiesta nacional que sustituyó al 7 de noviembre, aniversario de la Revolución Bolchevique, ha sacado a los seguidores del presidente ruso a las calles de Moscú.
También a sus detractores como este grupo de nacionalistas de extrema derecha que consideran que el gobierno de Putin está destruyendo el país.
“Para un nacionalista ruso el enemigo está en el interior del país. Es un burócrata y la élite política está a su alrededor gracias a las guerras en Siria y el este de Ucrania”, denuncia este manifestante.
Al grito de “Putin fuera”, los nacionalistas han criticado que se deje entrar a los inmigrantes en Rusia.
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