Corea del Sur, Noruega, Turquía o Senegal. Músicos de todo el mundo se han dado cita en el Festival Budapest Ritmo.
30 conciertos han formado parte del evento que se ha celebrado en el Palacio de las Artes de la capital húngara.
La cantante zimbabuense Hope Masike ha sido una de las estrellas invitadas.
“Crecemos como artistas en este tipo de eventos. Conocemos a otras personas, nos inspiramos en los demás. Mi instrumento, el mbira, es tradicional, por eso es tan importante para mí vivir nuevas experiencias”, explica.
Se conocieron en el conservatorio de Viena y decidieron formar una banda. Los austriacos Federspiel mezclan ritmos de los Balcanes con canto a la tirolesa.
“Se supone que nuestra banda debe tener un sonido altísimo, masivo, muy alto. Somos así. Pero también tenemos un lado suave, ligero, como una pluma”, asegura Simon Zöchbauer, uno de los miembros del grupo.
La música popular húngara también se subió al escenario del Festival Budapest Ritmo.
“El mundo que nos rodea nos transforma. Cada ser humano es un universo y la música es el camino que nos lleva a él, es el puente que nos une con los demás”, explica la cantante
Ági Szalóki.
El músico noruego Torgeir Vassvik mantiene viva la cultura sami a través del yoik, uno de los tipos de canto más antiguos del mundo.
“Cuando cantas hablas de un chico, de una chica, de una flor o de un animal. Pero cuando te expresas a través del yoik, no cantas sobre algo, eres algo”, afirma Vassvik.
La mauritana Noura Mint Seymali fue otra de las artistas que participaron en el evento.
“Es difícil elegir entre todos los conciertos de Budapest Ritmo. El festival dura tres días y aquí se han reunido artistas de 25 países”, explica Gábor Kiss, de euronews.
30 conciertos han formado parte del evento que se ha celebrado en el Palacio de las Artes de la capital húngara.
La cantante zimbabuense Hope Masike ha sido una de las estrellas invitadas.
“Crecemos como artistas en este tipo de eventos. Conocemos a otras personas, nos inspiramos en los demás. Mi instrumento, el mbira, es tradicional, por eso es tan importante para mí vivir nuevas experiencias”, explica.
Se conocieron en el conservatorio de Viena y decidieron formar una banda. Los austriacos Federspiel mezclan ritmos de los Balcanes con canto a la tirolesa.
“Se supone que nuestra banda debe tener un sonido altísimo, masivo, muy alto. Somos así. Pero también tenemos un lado suave, ligero, como una pluma”, asegura Simon Zöchbauer, uno de los miembros del grupo.
La música popular húngara también se subió al escenario del Festival Budapest Ritmo.
“El mundo que nos rodea nos transforma. Cada ser humano es un universo y la música es el camino que nos lleva a él, es el puente que nos une con los demás”, explica la cantante
Ági Szalóki.
El músico noruego Torgeir Vassvik mantiene viva la cultura sami a través del yoik, uno de los tipos de canto más antiguos del mundo.
“Cuando cantas hablas de un chico, de una chica, de una flor o de un animal. Pero cuando te expresas a través del yoik, no cantas sobre algo, eres algo”, afirma Vassvik.
La mauritana Noura Mint Seymali fue otra de las artistas que participaron en el evento.
“Es difícil elegir entre todos los conciertos de Budapest Ritmo. El festival dura tres días y aquí se han reunido artistas de 25 países”, explica Gábor Kiss, de euronews.
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