River repiqueteaba contra el arco de los tucumanos y transformaba en gran figura al arquero Durso. River transmitiía una energía diferente, alejada de la apatía de partidos anteriores. Sin embargo, allá por los veinte minutos del segundo tiempo, bajó la impaciencia de las tribunas del Monumental, la gente se olvidó de lo que estaba viendo y empezó a cantar "Movete River, movete..." El equipo se movió. Todavía más. Hasta que el gol de Colidio coronó la victoria. Y la multitud volvió a aplaudir y a alentar. Como si antes, nadie hubiera dicho nada.
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