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00:00Pues mira, ya que estamos aquí hoy nos enredamos con la palabra eléctrica. Cuenta el anónimo
00:08autor de la Biblia que Dios creó la luz el primer día y el sol el cuarto. Se le olvidó
00:14explicar a este autor de dónde narices brotó la luz del primero al cuarto día. Bueno,
00:18la ciencia lo explicó siglos más tarde. Un físico británico, William Gilbert, bautizó
00:23la mágica energía que brotaba al frotar el ámbar. Podría haberlo llamado Gilbert
00:29energía, por ejemplo, como vat inspiró el nombre de vatio o volta el de voltio. Pero
00:35no, él construyó el término electricidad porque ámbar en griego es electrón y a partir
00:41de ahí ya creció la familia, desde el verbo electrificar al sustantivo que nombra el oficio
00:46de electricista. La electricidad tardaría un tiempo en llegar a nuestras ciudades y
00:50a nuestras casas. En el diccionario español entró en 1803 como un término que se ha
00:55introducido modernamente, decían los académicos, que la definieron además con una fascinación
01:00infantil. La electricidad era una materia sutilísima, con varios y muy extraños efectos.
01:07Atraer o repeler cuerpos leves, despedir chispas azuladas, inflamar sustancias combustibles
01:14y excitar fuertes conmociones. Ese último efecto nos permite dos siglos después afirmar
01:20metafóricamente que la jornada de hoy de la Liga de Campeones, una encendida sesión
01:25en el Congreso de los Diputados o la declaración de un fiscal general en el Tribunal Supremo
01:30serán, son o han sido, de alto voltaje, de alta tensión.

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