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Jan Palach, un estudiante checoslovaco de 20 años, se prende fuego en la plaza de Wenceslao, en Praga. De esta trágica manera, protesta contra la invasión soviética del pasado mes de agosto, que puso fin a la apertura que había ensayado el gobierno de Alexander Dubček durante la llamada Primavera de Praga. Palach muere a los tres días por las quemaduras.

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Transcripción
00:00Checoslovaquia se había convertido en la esperanza del sistema comunista. Bajo el mandato
00:10del presidente Dubček se habían ampliado las libertades individuales y el cerrado sistema
00:14parecía flexibilizarse. La gente estaba feliz, se reunían bares, hacía fiestas. La llamada
00:20primavera de Praga cumpliría los anhelos de la población. Las autoridades soviéticas
00:25radicadas en Moscú, sin embargo, no veían con buenos ojos aquella libertad y en agosto
00:30de 1968 invadieron la ciudad. Los ciudadanos no daban crédito a cuanto veían. Las autoridades
00:36locales tuvieron poco que hacer y el presidente Dubček fue puesto bajo arresto. En pocos
00:41días cada praguense había pasado de tener un futuro esperanzador a vivir un presente
00:46sombrío. Nadie ha contado la amargura de esos meses como Milán Kundera en la insoportable
00:51levedad del ser. En esas circunstancias, en la plaza de Wenceslao, ante la mirada atónita
00:56de los transeúntes y alguno que otro militar, el estudiante Jean Palag se hincó, levantó
01:02la cara al cielo, se roció un balde de gasolina y se prendió fuego.
01:21Para más información, visite www.alimmenta.com

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