El Papa Francisco ayer realizo un viaje de 12 horas a la isla de Córcega, en Francia, para concluir el Congreso sobre "La religiosidad popular en el Mediterráneo", siendo el primer Papa en poner un pie en esta isla. En el vuelo, saludó a los cerca de 70 reporteros y fotógrafos que le acompañaban en el viaje apostólico.
Luego, tuvo lugar la bienvenida oficial en el aeropuerto de la isla y de ahí el Pontífice se trasladó hasta el “Palacio de Congresos y Exposiciones” de Ajaccio para participar en la sesión conclusiva del Congreso sobre “La religiosidad popular en el Mediterráneo”. El Pontífice advirtió que la fe no debe verse como algo privado, sino que debe involucrar un compromiso hacia el bien común.
Tras clausurar el congreso sobre religiosidad popular y desde el nuevo papamóvil donado por Mercedes hace unas semanas, el Papa se detuvo en oración ante la imagen de la Madunnuccia, primero la miró y luego bajó la cabeza para rezar en silencio. A continuación, el Papa encendió con un cirio la vela sostenida por un niño, que fue colocada delante de la efigie mariana.
Tras este gesto, propio de la religiosidad popular, el Santo Padre se reunió con los sacerdotes y religiosos de Córcega y reflexionó sobre los desafíos de transmitir la fe en un contexto secularizado y del peligro de ponerse a ellos mismos en el centro y no a Dios.
La misa en la plaza de Austerlitz marca la conclusión del Viaje Apostólico a Córcega. En su homilía, Francisco recordó que una sociedad que no da no es alegre, sino víctima del consumismo. Además, recordó que el anuncio del nacimiento de Jesús es un signo de paz para un mundo herido por los conflictos.
El Papa Francisco partió desde el Aeropuerto de Ajaccio, en Córcega, hacia Roma a las 7:15 de la tarde dando por concluido así su 47º viaje apostólico internacional de su Pontificado, a dos días de cumplir 88 años.
Crédito: Vatican News
Luego, tuvo lugar la bienvenida oficial en el aeropuerto de la isla y de ahí el Pontífice se trasladó hasta el “Palacio de Congresos y Exposiciones” de Ajaccio para participar en la sesión conclusiva del Congreso sobre “La religiosidad popular en el Mediterráneo”. El Pontífice advirtió que la fe no debe verse como algo privado, sino que debe involucrar un compromiso hacia el bien común.
Tras clausurar el congreso sobre religiosidad popular y desde el nuevo papamóvil donado por Mercedes hace unas semanas, el Papa se detuvo en oración ante la imagen de la Madunnuccia, primero la miró y luego bajó la cabeza para rezar en silencio. A continuación, el Papa encendió con un cirio la vela sostenida por un niño, que fue colocada delante de la efigie mariana.
Tras este gesto, propio de la religiosidad popular, el Santo Padre se reunió con los sacerdotes y religiosos de Córcega y reflexionó sobre los desafíos de transmitir la fe en un contexto secularizado y del peligro de ponerse a ellos mismos en el centro y no a Dios.
La misa en la plaza de Austerlitz marca la conclusión del Viaje Apostólico a Córcega. En su homilía, Francisco recordó que una sociedad que no da no es alegre, sino víctima del consumismo. Además, recordó que el anuncio del nacimiento de Jesús es un signo de paz para un mundo herido por los conflictos.
El Papa Francisco partió desde el Aeropuerto de Ajaccio, en Córcega, hacia Roma a las 7:15 de la tarde dando por concluido así su 47º viaje apostólico internacional de su Pontificado, a dos días de cumplir 88 años.
Crédito: Vatican News
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00:00Al giro de la exploición,
00:15En España, en Sicilia, en Sardinia,
00:18en Italia,
00:19en Argentina.
01:00y en el mar, todos.