Category
🗞
NoticiasTranscripción
00:00Pues sí, las palabras mueren, pero a veces las matamos. La editorial Contraseña ha publicado
00:09una serie de esquelas en estos días en las redes sociales, en cuyos textos despide solemnemente
00:14a letras, a palabras y a conceptos que van muriendo por falta de uso. Comenzaron hace
00:19una semana con la necrológica dedicada al adjetivo Cuyo, hijo de Cayo Cuyus y de Lucrecia
00:27Cuya, decía la esquela, y miembro de una estirpe quijotesca y manchega, podíamos decir,
00:32en decadencia, viudo de la coma vocativa, hermano de los signos de apertura, de interrogación y
00:38exclamación, de los gemelos dos puntos, esos que se ponen después del saludo en un correo,
00:43por ejemplo, y del punto y coma, todos ellos ya fallecidos o agonizantes, decía la esquela.
00:49Bueno, se ve que esta esquela, paradójicamente, avivó el interés por estas palabras moribundas y
00:55en los días siguientes despidieron también al ordinal undécimo y a la segunda R en las
01:01palabras prefijadas y compuestas como para rayos o contra reforma. Y si siguen el empeño, creo que
01:09merece una gran despedida el artículo LA, muy llorado en Zarzuela y en Moncloa y cuya defunción
01:16se ha vivido con preocupación en la moneda o en el elíseo, por lo que se les puede venir encima.
01:23En fin, las palabras tienen vida, Francino, y tampoco debemos dramatizar que esta tenga final,
01:29si tiene final nuestra propia vida, por ejemplo. Pero, hombre, tampoco conviene asesinarlas,
01:34dejarlas morir de inanición, enterrarlas por ignorancia o mandarlas al exilio por mera tontería.