Esther enseña su dormitorio, dos colchonetas dentro de una furgoneta en un garaje de 25 metros cuadrados. Esta ahora es su casa, porque la suya está ocupada por los inquilinos que hasta hace un año y medio pagaban regularmente el alquiler. José, su marido, comparte la misma impotencia. Hace diez años se fueron a vivir a Canarias y alquilaron su vivienda a unos funcionarios de Tarragona que, con casa propia, no quieren salir de la de este matrimonio a pesar de que les avisaron con tiempo de que iban a volver.
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00:00Aquí dormimos. Esta es la furgoneta donde dormimos.
00:08Nos lavamos las manos aquí. Aquí es la cocina.
00:14Son ocupas de guante blanco, señores. Hay que cambiar el chip y no decir que solamente el único ocupa que hay es el que pega a la puerta o el que asalta un piso. No.
00:31Bastantes malas maneras ya nos dejaron claro que no nos iban a volver la casa.
00:38Claro, ya llevo yo un año aquí, un año, más otro año y medio más. ¿Qué voy a esperarme?
00:50No tiene una silla, en condiciones ni un pupitre para estudiar. Lleva ya un año y medio así cruzando una carrera.
01:00¿Cuándo?