La higiene bucal va más allá del cepillado de los dientes. Cuidar las encías y la lengua es esencial para la salud de la boca y para prevenir el mal aliento.
La lengua, órgano esencial para la digestión y el habla, también alberga bacterias y restos de alimentos, por lo que su higiene es vital.
Cepillarse la lengua es una práctica sencilla que puede incorporarse a su rutina de salud bucal.
Utiliza un cepillo de dientes o un raspador lingual, que es eficaz para eliminar la capa blanca (capa lingual) que se forma en la superficie.
Lo ideal es hacerlo dos veces al día, para garantizar una boca más sana y prevenir el mal aliento.
Una lengua sana tiene un color rosáceo, mientras que los cambios pueden indicar problemas.
La presencia de revestimiento lingual es una de las principales causas del mal aliento y puede dañar la flora bucal.
Los cambios en la lengua, como la decoloración, deben ser evaluados por un dentista, que puede orientar sobre los cuidados posteriores.
La lengua, órgano esencial para la digestión y el habla, también alberga bacterias y restos de alimentos, por lo que su higiene es vital.
Cepillarse la lengua es una práctica sencilla que puede incorporarse a su rutina de salud bucal.
Utiliza un cepillo de dientes o un raspador lingual, que es eficaz para eliminar la capa blanca (capa lingual) que se forma en la superficie.
Lo ideal es hacerlo dos veces al día, para garantizar una boca más sana y prevenir el mal aliento.
Una lengua sana tiene un color rosáceo, mientras que los cambios pueden indicar problemas.
La presencia de revestimiento lingual es una de las principales causas del mal aliento y puede dañar la flora bucal.
Los cambios en la lengua, como la decoloración, deben ser evaluados por un dentista, que puede orientar sobre los cuidados posteriores.
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