• anteayer
En esta primera parte, Kith y Deil se ven envueltos en una serie de eventos que ponen a prueba su inquebrantable amistad.
Transcripción
00:00Kitty Dale en la suite de cascanueces de Inga Llorenti. Abrazados los cadáveres se empecinaban
00:10en quedarse unidos. Brazos, manos, mentones, pelucas, piernas y pestañas se derramaban
00:16en un collage de amor y fatalidad. La verdad, daba pena verlos así, tan amantes, tan, tan
00:23muertos.
00:25Yo me encontraba cagado de frío en mi inspección diaria y debo reconocer que estaba comiendo
00:30una hamburguesa porque no me alcanzaba para comprar un pollito a la Broster. Comía yo
00:35con esmero. Cuando en un de repente, entiéndase súbitamente mi SUV, escuché unos alaridos
00:42que provenían del octavo piso del Hotel Gran Emperador. Dejé mi refrigerio sobre el asiento
00:48delantero de la patrulla, sobre un papel higiénico, porque no me gusta ensuciar la unidad que
00:53me da el sustento. Y me dirigí con cautela, con cuidado, con suma precaución al lugar
00:59de los hechos. El señor de la recepción me dijo, hijo, ni te molestes, esto es habitual
01:05en esta zona. Me molestó sí que me dijeron hijo, porque él a mi madre ni la conocía,
01:13así que me dirigí nomás a mi objetivo, el deber, mi SUV, usted me entiende. Llegué
01:20a pata, perdón, vía escalera hasta el lugar de los hechos. El ascensor estaba en reparación
01:25y dos ciudadanos ya se habían estampillado, perdón, accidentado días atrás. Como no
01:32soy sonso mi SUV, es decir, como siempre tengo los cinco sentidos disponibles, llegué a
01:36la habitación, pero no se podía entrar. Bueno, borro. El lugar donde se estaba desarrollando
01:42el siniestro era impenetrable. Estaba con llave. Dentro se escuchaba una discusión,
01:48las voces que respondían al sexo masculino, pero lo extraño era que los cuerpos encontrados
01:53parecían más bien femeninos, repito, femeninos. En fin, continuando con el desarrollo de los
02:00hechos, debo insistir en que mi olfato detectivisco me decía que en la habitación 8C del Hotel
02:06Gran Emperador, en la intersección 28, es decir, 28, había algo oscuro. Asomé una
02:14oreja a la puerta y escuché más gritos. «Te la tiraste, cojuda, te la tiraste en
02:20mis narices», gritaba uno de los sindicados. A mí eso me sonó posible móvil pasional.

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