⁸⁹ El Peor Desastre En Una Prision (Los Archivos Del FBI)
El Disturbio En La Prisión de Atlanta
La mañana del 23 de noviembre de 1987, prisioneros de nacionalidad cubana en la Prisión Federal de Atlanta comenzaron a provocar incendios al detonar armas caseras, y robaron esposas y radios de los empleados de la prisión. Durante los disturbios, uno de ellos persiguió a un custodio a través del patio, amenazándolo con cortarle su garganta, hasta que uno de los vigilantes en la torre lo mata de un disparo. Para las 10:50, el grupo tenía controladas casi todas las estructuras principales. La policía local y estatal, los equipos de rescate y los bomberos, junto con agentes del FBI en Atlanta, se dirigieron rápidamente a la prisión, y varios oficiales son despachados a la puerta este, donde varios de los prisioneros y detenidos se estaban entregando a las autoridades. Los interrogatorios inmediatos revelaron que había setenta y nueve rehenes en la capilla y en los dormitorios de los estadounidenses. Más tarde, las fuerzas Delta del ejército fueron contactadas y empezaron a reunir información acerca de las identidades y del movimiento de rehenes. A través de cámaras de circuito cerrado con detectores de movimientos y alarmas, las autoridades observaron a los internos fabricando armas en cantidades alarmantes. El FBI tendría que negociar con los prisioneros para poner fin a la toma de rehenes lo más rápido y pacíficamente posible.
La mañana del 23 de noviembre de 1987, prisioneros de nacionalidad cubana en la Prisión Federal de Atlanta comenzaron a provocar incendios al detonar armas caseras, y robaron esposas y radios de los empleados de la prisión. Durante los disturbios, uno de ellos persiguió a un custodio a través del patio, amenazándolo con cortarle su garganta, hasta que uno de los vigilantes en la torre lo mata de un disparo. Para las 10:50, el grupo tenía controladas casi todas las estructuras principales. La policía local y estatal, los equipos de rescate y los bomberos, junto con agentes del FBI en Atlanta, se dirigieron rápidamente a la prisión, y varios oficiales son despachados a la puerta este, donde varios de los prisioneros y detenidos se estaban entregando a las autoridades. Los interrogatorios inmediatos revelaron que había setenta y nueve rehenes en la capilla y en los dormitorios de los estadounidenses. Más tarde, las fuerzas Delta del ejército fueron contactadas y empezaron a reunir información acerca de las identidades y del movimiento de rehenes. A través de cámaras de circuito cerrado con detectores de movimientos y alarmas, las autoridades observaron a los internos fabricando armas en cantidades alarmantes. El FBI tendría que negociar con los prisioneros para poner fin a la toma de rehenes lo más rápido y pacíficamente posible.
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