Cuando su padre, el gran Mano Negra, aquel luchador de la época romántica del pancracio nacional en los tiempos del Toreo de Cuatro Caminos, terminaba una batalla más, la pequeña de la casa enseguida corría para probar en el ring. Una estampa recurrente entre la chamacada que gusta de esto, aunque ella, al ser parte de una estirpe luchística, lo hacía porque ya imaginaba lo que sería su carrera como heredera del legado. Sanely, quien recién se estrenó como madre, justo en la Arena México, en donde también probó de chavita lo que eran las cuerdas y la dura lona a manera de juego, comparte en charla con Sin Máscaras que desde temprana edad entendió que sería luchadora. Sin precisar sobre el momento exacto en que había tomado la decisión, asegura que la disciplina ya la traía en la sangre, porque además muy pronto se adentró en este mundo tan místico. Terminar una carrera, graduarse, ser una mujer preparada, profesionista; el requisito del jefe de casa fue claro, pero luego de que validó el pedido, la hoy integrante de Las Amazonas del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) le pudo dar rienda suelta al plan que desde chiquilla se había fijado. Aun en contra de papá, porque él no estaba seguro de que su princesa se adentrara en un mundo tan complicado para las niñas, cumplió su palabra.
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