James Phelps llega a lo que parece ser un parque en el cual hay un minigolf. Se dirige al molino, abre el candado de una pequeña puerta donde hay una casette y unas fotos.
Buenas días, señor Phelps.
Los hombres de las fotografías (fotos) son Edward Trask y Frank Mason. A Mason le acaban de dar recientemente el control de las ofinas de apuestas ilegales de la mafia. Modernizó todas las operaciones con tableros computerizados, y ató bien los cabos en las taquillas de todo el país.
A Trask le han asignado el trabajo de acabar con la competencia, lo que hace sin considerar la vida o las propiedades.
Los agentes convencionales defensores de la ley han sido incapaces de reunir suficientes pruebas para arrestar a estos hombres.
Su misión, Jim, si decide aceptarla, será la de tomper esta alianza mortal y así evitar que millones de dólares se destinen a las arcas de la mafia.
Esta grabación se autodestruirá en cinco segundos.
Buena suerte, Jim.
Buenas días, señor Phelps.
Los hombres de las fotografías (fotos) son Edward Trask y Frank Mason. A Mason le acaban de dar recientemente el control de las ofinas de apuestas ilegales de la mafia. Modernizó todas las operaciones con tableros computerizados, y ató bien los cabos en las taquillas de todo el país.
A Trask le han asignado el trabajo de acabar con la competencia, lo que hace sin considerar la vida o las propiedades.
Los agentes convencionales defensores de la ley han sido incapaces de reunir suficientes pruebas para arrestar a estos hombres.
Su misión, Jim, si decide aceptarla, será la de tomper esta alianza mortal y así evitar que millones de dólares se destinen a las arcas de la mafia.
Esta grabación se autodestruirá en cinco segundos.
Buena suerte, Jim.
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