Madrid, 24 oct (EFE). (Imágenes: Juan Yagüe).- El Ateneo de Madrid celebra este año su bicentenario empeñado en rejuvenecer no solo su histórico edificio, cuyos bellos salones han pisado desde Einstein y Marie Curie a Azaña y Valle-Inclán, sino también insuflar nueva vida a un lugar con rincones, tesoros e historias en gran parte desconocidos.
En un principio los actos de conmemoración, que comienzan hoy sábado, estaban previstos para el 14 de mayo, fecha de la fundación del Ateneo hace 200 años, pero hubo que aplazarlos por la pandemia.
Conciertos, espectáculos de danza, música y teatro, exposiciones, un congreso iberoamericano de ateneos, la convocatoria de premios (uno de novela y otro de reconocimiento a una trayectoria científica, literaria y artística) y conferencias se sucederán durante un año para homenajear este ágora de libertad, situado en la calle Prado 21, en los aledaños del Congreso de los Diputados.
En las obras de rehabilitación se han invertido dos millones de euros, sufragadas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, explica a EFE el presidente del Ateneo, Juan Armindo, acompañado por Ernesto García Camarero, el socio más antiguo de esta entidad, de 88 años, y por la más joven, Elka San Martín, de 31.
La fachada neoclásica que coronan las efigies de Cervantes, Velázquez y Alfonso X el Sabio -sometida a un profundo proceso de limpieza- da acceso a una escalinata modernista que ahora inunda un torrente de luz natural gracias a que se ha destapado su lucernario original. "Ahora tenemos una luz cenital fantástica y el espacio es otro", explica Armindo.
También se ha restaurado la escalera de la biblioteca, una de las más hermosas de Madrid con más de 350.000 volúmenes -con ejemplares únicos y primeras ediciones- y 4.000 diapositivas de cristal; el despacho art decó de Manuel de Azaña -tratado con una pintura más de su época en tonos grisáceos- y La Cacharrería, el corazón, junto al Salón de Actos, del Ateneo.
En este lugar, donde se celebraban las tertulias y los socios amontonaban sus tazas de café y ceniceros (de ahí su nombre), se ha recuperado el techo renacentista con unas vigas de tonos añiles y dorados, el nuevo suelo ha dejado de tener su antaño característico crujido de madera y destacan los lienzos de Madame Anselma (seudónimo de Alejandrina Anselma de Gessler y Shaw), la primera mujer en ser admitida en la Academias de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y la primera en retratar desnudos femeninos.
Además de "importantes obras de accesibilidad", ya que aparte del edificio principal, el Ateneo tiene otros dos bloques anejos a diferentes alturas que suman unos 5.000 metros cuadrados, Armindo destaca la limpieza de los fondos pictóricos (románticos) de la galería de retratos de los presidentes del Ateneo y que, afirma con humor, en realidad conforman el callejero de la ciudad: Alonso Martínez, Cánovas del Castillo, Salustiano Olózaga, Mesonero Romanos, Larra ? Es uno
En un principio los actos de conmemoración, que comienzan hoy sábado, estaban previstos para el 14 de mayo, fecha de la fundación del Ateneo hace 200 años, pero hubo que aplazarlos por la pandemia.
Conciertos, espectáculos de danza, música y teatro, exposiciones, un congreso iberoamericano de ateneos, la convocatoria de premios (uno de novela y otro de reconocimiento a una trayectoria científica, literaria y artística) y conferencias se sucederán durante un año para homenajear este ágora de libertad, situado en la calle Prado 21, en los aledaños del Congreso de los Diputados.
En las obras de rehabilitación se han invertido dos millones de euros, sufragadas por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, explica a EFE el presidente del Ateneo, Juan Armindo, acompañado por Ernesto García Camarero, el socio más antiguo de esta entidad, de 88 años, y por la más joven, Elka San Martín, de 31.
La fachada neoclásica que coronan las efigies de Cervantes, Velázquez y Alfonso X el Sabio -sometida a un profundo proceso de limpieza- da acceso a una escalinata modernista que ahora inunda un torrente de luz natural gracias a que se ha destapado su lucernario original. "Ahora tenemos una luz cenital fantástica y el espacio es otro", explica Armindo.
También se ha restaurado la escalera de la biblioteca, una de las más hermosas de Madrid con más de 350.000 volúmenes -con ejemplares únicos y primeras ediciones- y 4.000 diapositivas de cristal; el despacho art decó de Manuel de Azaña -tratado con una pintura más de su época en tonos grisáceos- y La Cacharrería, el corazón, junto al Salón de Actos, del Ateneo.
En este lugar, donde se celebraban las tertulias y los socios amontonaban sus tazas de café y ceniceros (de ahí su nombre), se ha recuperado el techo renacentista con unas vigas de tonos añiles y dorados, el nuevo suelo ha dejado de tener su antaño característico crujido de madera y destacan los lienzos de Madame Anselma (seudónimo de Alejandrina Anselma de Gessler y Shaw), la primera mujer en ser admitida en la Academias de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y la primera en retratar desnudos femeninos.
Además de "importantes obras de accesibilidad", ya que aparte del edificio principal, el Ateneo tiene otros dos bloques anejos a diferentes alturas que suman unos 5.000 metros cuadrados, Armindo destaca la limpieza de los fondos pictóricos (románticos) de la galería de retratos de los presidentes del Ateneo y que, afirma con humor, en realidad conforman el callejero de la ciudad: Alonso Martínez, Cánovas del Castillo, Salustiano Olózaga, Mesonero Romanos, Larra ? Es uno
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