• hace 4 años
Barcelona, 12 sep (EFE).- El 11 de septiembre de 2020, cita política del año en Cataluña, quedará ya en la historia por las limitaciones impuestas por la COVID-19, sin grandes concentraciones en la calle y por una manifiesta división de los partidos del Govern.

Significativa fue la bronca de las entidades independentistas a los políticos. La paciencia de la gente no durará siempre, advirtió la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie.

Jornada reivindicativa como cada año, eso sí, pese a las convocatorias de pequeño formato. Mientras Òmnium reunía 2.850 sillas vacías con carteles con nombres de soberanistas con causas judiciales, la ANC cambiaba su tradicional manifestación multitudinaria por 131 actos desplegados por el territorio. Lejos quedaron las cifras de manifestantes de otros años.

Y, como cada año, cerraba la jornada una concentración de Arran, la organización juvenil vinculada a la CUP. Y, como cada año, los CDR dejaban su punto y final con contenedores quemados y un muñeco del rey en llamas en una manifestación no comunicada y en la que no se guardaron las distancias de seguridad.

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