• hace 5 años
El 15 de febrero de 1898, a las 21.40 h, una inesperada explosión vino a turbar el bullicio noctámbulo de La Habana. El acorazado nortea­mericano Maine, que se hallaba fondeado en sus aguas, saltó por los aires y se hundió irremediablemente tras co­brarse las vidas de dos oficiales y de 266 marinos que se hallaban a bordo. Aquel triste episodio sigue entre la controversia y el misterio.

Aún no se sabe a ciencia cierta qué o quién produjo la explosión ni cómo y por qué tuvo lugar. Sin embargo, ese percance cambió el curso de la histo­ria de España y de Estados Unidos. Fue la excusa, más que el motivo, de una inter­vención norteamericana en Cuba

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