• hace 6 años
En esta oportunidad me voy referir a una problemática que es común en algunas capitales de Latinoamérica. Voy a dirigirme a la autoridad municipal de la capital guatemalteca, para que no me acusen de estarme entrometiendo en la política de otras capitales, mas si ustedes encuentran coincidencias, sepan que es obra de la casualidad.

Bien, el anterior alcalde de la ciudad de Guatemala Álvaro Arzú, sin duda uno de los grandes políticos de los últimos treinta años en esa nación centroamericana, un pragmático con vocación ejecutiva, dado a producir resultados y armar equipos cerrados y leales a su liderazgo, en permanente actitud de desprecio por la prensa, fue sin duda el gran alcalde de todos los tiempos en esta capital latinoamericana, hizo lo que tenía que hacer y lo hizo bien para su tiempo y momento, de hecho en sus últimos periodos de reelección, literalmente no hizo campaña y tuvo abrumadoras victorias.

Hoy su heredero, quien fuera su vicealcalde, ha salido electo en las recientes elecciones de agosto y tiene frente a el, desafíos muy serios y diría yo hasta fatales desde el punto de vista político electoral, pues representan una problemática que deviene del complejo que sufría su antecesor en contra de todo lo que sonara a privatización.

El nuevo y experto alcalde Ricardo Quiñonez es un hombre afable, educado y con buena relación con la prensa, contrastando fuertemente con su antecesor. Dos personalidades muy distintas. Se supone que mantiene a muchos de los equipos que tienen gran experiencia, pero como ya dije, hoy debe asumir retos como el del trafico vehicular que ya ha convertido a Guatemala en una las ciudades con menor calidad de vida del hemisferio, por ejemplo, en Guatemala lleva hasta una hora y media transitar 2 km y no exagero.

La congestioìn de traìnsito ha ido en aumento, y todo indica que seguiraì agravaìndose, constituyendo un peligro cierto que se cierne sobre la calidad de vida. El explosivo aumento del parque de automoìviles y el indiscriminado deseo de usarlos, por razones de comodidad o estatus, ejercen una creciente presioìn sobre la capacidad de las viìas puìblicas existentes, su principal efecto es la reduccioìn de las velocidades de circulacioìn, que se traduce en incrementos de tiempos de viaje, de consumo de combustibles, de otros costos de operacioìn y de polucioìn atmosfeìrica.

Esto sin mecionar que los efectos perjudiciales de la congestioìn vehicular recaen sobre todos los habitantes de la capital guatemalteca, con mayor contaminacioìn acuìstica y un ya evidente impacto negativo sobre la salud mental, además, esta congestión es responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero del país, de acuerdo ha expertos consultados de estas nocivas emisiones, casi la mitad provienen de los vehículos en transito saturado.

Los costos de la congestioìn vehicular son elevados para el país en muchos aspectos, pero en especial en el grave descenso de la productividad en el trabajo.

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