• hace 5 años
El fotógrafo italiano Alessandro Belgiojoso ha captado impresionantes imágenes en alta definición del cráter de Darvaza con ayuda de un dron.

El cráter o pozo de Darvaza es uno de los lugares más pintorescos del mundo.

Situado en el desierto de Karakum, a unos 240 kilómetros de Ashgabat, la capital de Turkmenistán, lleva medio siglo ardiendo, no porque repose encima de un volcán y escupa lava, sino por la explosión, en el año 1971, de una plataforma soviética de extracción de gas natural.

La instalación se derrumbó como consecuencia de las perforaciones y, al hacerlo, topó con un reservorio del codiciado hidrocarburo que buscaban los geólogos.

Una mezcla de gases de origen natural que contiene principalmente metano, además de cantidad variable de alcanos y un pequeño porcentaje de dióxido de carbono, nitrógeno, ácido sulfhídrico y helio.

De llegar a la atmósfera, la mezcla hubiera tenido un gran impacto tanto sobre las personas como sobre el entorno natural, con lo que los geólogos decidieron prender fuego al hueco tras el accidente. Estaban convencidos de que dejaría de arder en unas pocas semanas, pero sigue haciéndolo a día de hoy. Y no solo eso, sino que el agujero va ensanchándose a medida que el terreno se debilita por la acción de las llamas.

Las imágenes captadas ahora por el dron pilotado por Belgiojoso, fotógrafo del Daily Mail, muestran por primera vez la belleza del enclave desde el aire.

Una de las características que lo convierten en un lugar único es que la temperatura puede alcanzar los 1.000 grados centígrados, que es aproximadamente la necesaria para fundir las rocas que forman la corteza terrestre.

‘La puerta del Infierno’, que mide 69 metros de ancho y 30 de profundidad, se ha convertido en una de las mayores atracciones turísticas de Turkmenistán.

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