Perdí todo mi dinero en un juego de cartas

  • hace 5 años
Hola, él es Cameron. Tiene quince años, y la historia que va a contarles ocurrió hace un año. A causa de esto, perdió mucho dinero, y no todo ese dinero era suyo. Estaba muy estresado, ¡pero al menos aprendió la lección!

Cameron no tiene muchos amigos en la escuela, pero hay un grupo de chicos con los que sale siempre. Se llaman Nate, Mitch y Jordan. Van a la misma clase, así que probablemente se los verá juntos en cualquier momento del día.

Se ven casi todos los días después de la escuela, siempre en la casa de Mitch. Su familia tiene una propiedad muy grande, y siempre hay cosas para hacer allí, adentro o afuera. Juegan al baloncesto, ven televisión o videos en YouTube, tiene una PlayStation, por supuesto… Hasta tienen una gran mesa de billar, su papá es un gran fanático.

Era el set de póker de su padre. Él y la madre de Mitch estaban en el trabajo, así que se sentaron y comenzaron a jugar. Mitch era el único que conocía las reglas, así que les enseñó a jugar. Jordan y Cameron no sabían nada de póker, y Nate apenas conocía las reglas.

Después de varias rondas, y una vez que todos hubieron entendido la idea principal, Nate les hizo una propuesta. Casi siempre hay un sujeto como él en todos los grupos de amigos. Dijo que jugar sin arriesgar algo no era divertido, y que debían apostar algo. A los demás les agradó la idea, pero a Cameron no le gustó desde el comienzo. Sus padres le habían repetido muchas veces que se alejara de cualquier cosa que tuviera que ver con apuestas.
Cameron tuvo aún más dudas cuando, después de no encontrar nada que pudieran usar como fichas, Nate propuso que usaran dinero de verdad.

Cameron viene de una familia no muy rica. Su padre trabaja de día y diseña sitios web de noche por cuenta propia, y su madre pasa muchas horas al día como enfermera. Tienen todo lo que necesitan, pero Cameron no se permitía perder dinero de esa manera, jugando con sus amigos; para empezar, sus padres nunca le habían dado demasiado. Los demás, especialmente Mitch, venían de familias mucho más adineradas.

Cuando Cameron se negó a jugar con dinero real, ellos le aseguraron que todo estaría bien, que jugarían con poco dinero para que nadie perdiera demasiado. Además, agregaron que jugar entre tres no era tan divertido como jugar entre cuatro. No recuerda cómo ocurrió, pero finalmente aceptó. Aunque con dudas.
Imagina cómo se sintió cuando, dos horas después, se fue de la casa de Mitch con tres veces más dinero que al comienzo. Había entrado a la casa con diez dólares, y de pronto salía con treinta. ¡Se sintió muy bien!

Por supuesto, al día siguiente se reunieron en la mansión de Mitch, y Cameron estuvo encantado de jugar. Esa primera noche, antes de quedarse dormido, estuvo un buen rato en la cama, pensando cuánto dinero podría ganar si jugara al menos dos veces a la semana. Llevaba un tiempo ahorrando para una bicicleta de montaña ¡y, de acuerdo con sus cálculos, podr

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