Alguien me Robó el Teléfono y publicó cosas Terribles

  • hace 5 años
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Esta es Teresa. Todos amamos nuestros teléfonos, pero a veces pueden arruinar nuestras vidas por completo. Eso es lo que casi le ocurrió a ella.

Teresa siempre estaba ocupada haciendo muchas cosas a la vez, como proyectos escolares, asistir a la escuela de música y muchas otras cosas. Ella está orgullosa de ser tan productiva, pero reconoce que tiene sus desventajas: a menudo olvida las cosas, y siempre está pensando en algo, soñando despierta o haciendo planes. Esa es la razón por la que esta historia ocurrió en primer lugar.

Era un día normal en la escuela, pero Teresa recordó a último momento que tenía una cita con el médico. Se fue de la escuela a toda velocidad para llegar a tiempo. Entonces se dio cuenta: ¡había olvidado su teléfono! Ya no podía regresar, pero se le ocurrió que probablemente alguien lo encontraría y se lo daría a un profesor.
Después del doctor, fue a su clase de guitarra. A esta altura, Teresa ya se había olvidado por completo de su teléfono, lo que fue un gran error. Cuando regresó a casa, descubrió que había ocurrido algo terrible mientras no estaba. Alguien había tomado su teléfono y publicado cosas terribles sobre otras personas en sus cuentas en redes sociales. Vale la pena repetirlo: eran cosas realmente TERRIBLES. Publicaciones insultantes sobre personas de su escuela, información personal de ellos y hasta algunos de sus secretos. ¡Secretos que ella ni siquiera conocía!

Teresa borró todas las publicaciones de inmediato y cambió sus contraseñas, pero ya era demasiado tarde. El daño estaba hecho. No entendía por qué alguien le haría algo así. No era que tuviera enemigos. Se sentía horrible, era como si estuviera arrinconada en un acuario lleno de tiburones.

Le resultaba hasta doloroso pensar en lo que ocurriría al día siguiente. Intentó dormir, pero no tuvo mucho éxito. Apenas logró descansar unas dos horas, cuando la alarma sonó. Debía despertarse e ir a la escuela. Las cosas resultaron mucho peor de lo que ella hubiera imaginado. Mientras caminaba por el corredor, las personas la miraban. Sentía los ojos de los demás clavados en ella. Era como si se volviera más y más pequeña, mientras todo el mundo se hiciera cada vez más grande, mucho más grande. Una o dos personas le gritaron, y ella ni siquiera pudo responderles algo coherente.

El día avanzaba, y nadie hablaba con Teresa. Y lo cierto es que ella tampoco se sentía capaz de hablarle a nadie. Hacia el final del día, halló su teléfono en la mochila. La persona que lo había robado lo había devuelto en algún momento. Se le ocurrió que eso debería hacer que se sintiera mejor, pero no. Solo empeoraba las cosas. Cuando regresó a casa, Teresa lloró. Lloró hasta quedar exhausta, y se sintió un poco mejor. Comenzó a pensar en toda la situación y en cómo enfrentarla. Pensó que quizá debía encontrar al culpable. Antes de borrar las public

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