Ni armas, ni chalecos antibalas, los policías que vigilan las calles de Londres vuelven a patrullar desarmados. Y así, desprotegido, murió también ayer el agente en el ataque al parlamento. El terrorista armado con dos cuchillos le asestó varias puñaladas mortales. Hoy más que nunca se cuestiona la equipación básica de los policías británicos que incluye un spray de gas lacrimógeno, una porra desplegable y unas esposas. Es el cinturón con el que patrulla el 90 por ciento de los llamados 'Bobby' en el Reino Unido. Sólo el 9% de las fuerzas de seguridad londinenses van armadas. Y lo hacen tras los últimos atentados en Europa. La policía metropolitana usa, como mucho, pistolas Taser, y presume de un balance de 10 muertos en 10 años en tiroteos policiales. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Ayer tuvo que ser un agente de la seguridad del ministro de defensa, el que abatió al terrorista armado. Hoy ese ministro recoge las críticas y pone sobre la mesa la conveniencia de que los policías vayan armados.
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