Se introduce el dinero, se marca el producto seleccionado y listo. Aquí no hay refrescos ni tabaco, sino pescado fresco y envasado al vacío. Un mercado coruñés abre hasta las ocho de la tarde, pero los puestos cierran a las tres. Cambian la mercancía a diario, con el producto fresco que traen de la lonja. Exactamente igual que el que venden en el puesto, porque la pescadera limpia el pescado, lo envasa al vacío y lo coloca en la máquina. Los que tienen poco tiempo y horarios complicados ya no tienen excusa para no comer sano.
-Redacción-
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