El planazo de las siete jóvenes de tomar el sol en esta idílica zona de Portocolom, en Mallorca se fue al traste cuando apareció este invitado indiscreto: un dron que las espiaba mientras algunas hacían nudismo en la cubierta de su barco. Ellas mismas tomaron las imágenes del inoportuno visitante, dirigido por unos jóvenes franceses dicharacheros desde un yate de lujo cercano. "Sería lo mismo que si yo entro en su barco y las grabo con el móvil. No podemos grabar lo que nos de la gana", advierte David Matanzas, piloto de drones de AIRK. Las chicas les advirtieron que dejaran de grabar y acabaron denunciándolos ante la guardia civil por intromisión en su intimidad. "Es clara la intención de grabar ese barco y a esas personas concretas. Si no han dado su permiso están en todo su derecho de reclamar las imágenes y su destrucción", aclara Ignacio Espila, instructor de vuelo de ONEAIR. El juez ya tiene la denuncia de este dron tan entrometido.
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