Volvía de recoger unos muebles del punto limpio de Cogollos Vega en Granada. Una chispa de un incendio cercano cayó en su interior y todo lo que iba dentro del contenedor del camión salió ardiendo. El conductor recorrió hasta dos kilómetros de esta carretera sin saber lo que estaba pasando. Todos los camiones y vehículos con los que se encontraba le pitaban hasta que vio por el espejo que iba el camión ardiendo. Fue entonces cuando, con sangre fría en lugar de abandonar el vehículo, por miedo a que el fuego se propagara por todo el pinar que rodea este pueblo, continuara su camino buscando un lugar seguro. Y decidió volver hasta el punto del que había partido, donde los bomberos consiguieron, sin peligro, extinguir el fuego.
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