A las 9 de la mañana, comenzaba la música. Algunos vecinos se despertaban y otros incluso tenían que salir de casa a causa del ruido. Comenzaban también los cortes de tráfico y las prohibiciones a la hora de aparcar. Algunos se van convenciendo de que quizá no esté del todo mal que el partido se celebre en Madrid. La Castellana se ha convertido en calle peatonal y muchos lo han aprovechado. No terminan de tener claro quiénes son los dos equipos que se enfrentan, ni tampoco están seguros de que los posibles beneficios económicos compensen.
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