• hace 5 años
Vientos huracanados y olas de hasta 20 metros de altura en el costa cantábrica. Son los efectos de las ciclogénesis explosivas que no dejan de sucederse en el norte de España y el oeste de Europa durante este invierno. Temporales acompañados de lluvias intensas y de nieve que tienen una explicación científica: la entrada en acción de la corriente en chorro polar, que ha descendido ligeramente su latitud y que ha provocado que ese aire frío en altura también descienda.Durante los primeros meses de 1996 ya se vivió una situación meteorológica muy similar a la de ahora. El desplazamiento hacia el sur del anticiclón de las Azores ha abierto la puerta a esa corriente en chorro polar, a la que se le suma el choque de temperaturas muy distintas en el agua. El deshielo del Ártico podría ser uno de sus múltiples factores. La agencia meteorológica británica, la Mett Office, no se atreve a señalar al cambio climático como responsable directo de este invierno extremo... Aunque sí reconocen, en un informe de 29 páginas, que detrás de todo esto podría estar la mano del hombre. La oscilación atípica de esa corriente de chorro polar, según sus estudios, no sólo está afectando al oeste y sur de Europa, también a Norteamérica e incluso a zonas del sudeste asiático, con graves inundaciones en países como Indonesia, y Asia Oriental, como Japón, que está registrando fuertes temporales de nieve durante los últimos días.

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